viernes, 28 de marzo de 2008

Esa Mujer

Mi reloj marcaba las 20:30 y me econtró caminando por la intersección de la Avenida Santa Fé y Callao. En menos de 15 minutos, una multitud de sras paquetas, jovenes yupies y chetos en general, poblaron todas las esquinas golpeando cacerolas y toda clase de utensilios culinarios, made in italy en su mayoría. Una vieja paqueta y bien vestida, forzaba a golpear cacerolas a su empleada doméstica, y fue ahí cuando escuche como le decían a la presidenta. No la nombraban, sino que decían "Esa mujer", como en el cuento que lei siendo adolescente escrito por Rodolfo Walsh.
Muchas veces no supe bien lo que era ser peronista, porque a veces es confuso serlo, sobre todo con un partido politico o movimiento que es tan incoherente como el peronismo. La verdad, es que tampoco entendía mucho lo que es ser Gorila. Hasta éste miércoles por la tarde, cuando entendí a través del paro del campo, lo que son los Gorilas, los antiperonistas, que quieren seguir teniendo siervos de la gleba, mita, encomienda o como quiera llamarsele a la peonada con marca del patrón.
Porque este paro fue esto, un paro antiperonista. No me gusta Cristina, pero no me una a ella el amor sino el espanto por el país que quiere esa gente: un país donde los pobres miren siempre con odio y donde el rencor sea la moneda corriente.
Antes de este partido no se para donde jugaba. Ahora estoy convencido para que lado pateo.