lunes, 26 de noviembre de 2007

La Cleptocracia entre pelotudos

Mi madre, que es psicóloga, me confesó alguna vez que luego de 30 años de ver pacientes, las patologías son lo de menos y que lo mas aburrido son los pacientes pelotudo. Aquellos rioplateneses que conozcan la acepcion de la palabra pelotudo claramente sabran de lo que estoy hablando.
Bueno, la cuestion es que como vivo en una de los paises mas psicoanalizados del mundo, comienzo a pensar como los viejos sabios judíos lectores de la Cabala, que a cada accion especifica le corresponde una reaccion semejante. Así, no es extraño que una de las tierras mas surcadas por los arados freudianos, lacananianos, peneanos y anos del mundo, sea esta geografía una de las que mas patologías psiquicas presenta entre su población, de la que no escapan, claro está, los políticos.
Colijo que Cleptocracia es la palabra que define a la perfección las pseudo democracias republicanas de muchos países de Súdamerica (supongo que de todo el mundo pero hablo del rincón que me toca vivir). Convengamos que la definción, que remite claramente al acto del robo o hurto, oculta en parte lo que para mi es importante aquí, que es la patología de quienes la prohijan como forma de Gobierno.
Así las cosas, las caras de gente como Armando Cavalieri., Felisa Miceli , o todos los etcteras que se le crucen como imagen mental en la cabeza al desprevenido lector , son validas como significante de dos palabras que aqui introduzco: la de locos y pelotudos.
Por eso les pido que les miren las cara: porque mi madre suele decir que la locura se nota primero en los ojos. Yo agrego: y la pelotudez también.
Y aunque pataleen marxistas, liberales, keynesianos, sociologos y adoradores del fen shui, metafísicos y patafisicos, bueno, la verdad que a esta gente, que vive su vida de una manera tan incoherente, malvada, mentirosa y ladina, bueno, esta gente, por sobre todas las cosas, esta loca, y encima su patología, es pelotuda. Ser un loco tan mediocre, con una patología tan común que no te diferencia de otras tan estúpidas y banales como las de la adiccion a la cocaína o la bulimia, no solo te hace un verdadero pelotudo sino que te hace tener cara de pelotudo, pensamiento de pelotudo y gustos de pelotudo. Es decir, es tener una cosmovisión pelotuda. Una weltanpelotudaschaung.
Alguna vez le leí a Hanna Arendt en su libro mas periodístico ("Eichmann in Jerusalén: a Report on the Banality of Evil", que narra la cobertura del juicio a Eichmann para la revista New Yorker), que la banalida del mal es "asfixiante". Como sabemos, la asfixia, lo que causa, es reduccion de oxigeno, y esto trae aparejado no solo el colapso cardio-respiratorio, sino que paraliza el transito neuronal. Es decir que tambien te morís de pelotudo.
La asfixia enpelotudece. Es así. Y te morís de pelotudo nomás.
No recuerdo cuando, pero Mailler solía decir que los dictadores son gente patética. Enanos, feos, gente contrahecha y pusilánime. Pelotudos rencorosos, digamos.
Por eso es que aunque a veces nos sintamos medios forros, asevero severamente: no somos pelotudos. Los pelotudos son ellos. Y que se vayan al carajo.

sábado, 17 de noviembre de 2007

Ni el tiro del final

Como soy del porteño barrio de Saavedra, hogar del polaco Goyeneche, suena siempre en mis oídos un tango que el magistral Roberto Goyeneche solía cantar con la solemnidad, tristeza y rabia que amerita la obra. Desencuentro, el tango al que hago referencia, compuesto por dos de los hombres que mas admiro de la musica porteña: Pichuco y Castillo, describe palmariamente lo que siento con gran partes de mis conciudadanos, amigos y familiares mas cercanos.
Se me dirá, con razón, que es un momento de mi vida, en el cual, aparte de haberme fundido económicamente, la soledad me acobardó. Quizás esten en lo cierto. Pero cuando veo el éxito que tienen algunos tipos, que con una moral penumbrosa y turbia, agrandan sus patrimonios y gozan de aquello que yo no tengo ni alcanzo, que destruyen el mundo y a quienes vivimos en él(creo que un caso emblematico son las pasteras de Botnia o la minera Barrick Gold), bueno, espero que el tiro del final, al menos, me salga. O al menos que no se me cuelguen de la cruz, que ya pesa bastante.

jueves, 15 de noviembre de 2007

Agarrate la billetera

Recuerdo que yo no tendría mas de 10 años, cuando un viejo quiosquero de mi barrio repetía un viejo apotegma, que, según el anciano, provenía de esa vasta cantidad de frases que se le atribuyen al general Perón. Esta sentenciaba que "cuando los pobres oyen hablar de democracia, se agarran la billetera".
Yo creo (ya que la vida es sólo eso, creer) como los budistas zen, que poco importa la veracidad de la existencia del Buda, pues lo que es necesario para el budismo es la doctrina, la ley, pues los dichos y hechos del Buda son plausibles de mito, glorificación y escarnio según las eras y los hombres, en tanto la ley, puede y debe escaparse de esos destinos.
De mismo modo, considero que poco importa si el dicho fue realmente obra de Perón. Pero creo en cambio que expresa claramente la doctrina que deberían seguir aquellos que se consideran peronistas, justicialistas o como quiera llamarlos el observador de estas líneas. El peronismo, si pretende ser algo aún, solo puede intentar ser la barrera que contenga la avaricia asesina del capitalismo, la depredación de la naturaleza y la humillación del hombre. Y cuando se desconfía de la democracia, no se desconfía solo de un sistema, de una palabra: tambien se sospecha, con la astucia del criollo viejo, que por lo general es mas peligroso el hombre que el lobizón, pues el facón es defensa contra el hombre convertido en lobo, pero poco puede hacer contra lobo vuelto a convertir en estanciero.
Acaso sólo negando a los peronistas que gobiernan, reivindicando sus bases cristianas (notese que omito la palabra católica) y repudiando la maquinaria burocrática y perversa electoral que se autodenomina peronista, solo desde ahi considero que pueden partir los intentos de crear un mundo mas justo. Si no es eso, quizas ya no sea nada. O quizás el peronismo sea solo una palabra que para mi define un anarquismo metafisico. Aun no lo se y no le he develado.
Por eso querido lector, cuando leo en los diarios que los empresarios y los gremialistas celebran los cambios de un gobierno que no intenta por ningún lado distribuir un poco mejor la riqueza, hago lo que decía el viejo quiosquero: me agarro la billetera.